Típico de Praga

Si tienes pensado ir a Praga en estas fechas (o en cualquier otra) no te puedes perder…

Los mercadillos navideños que encontrarás en numerosas plazas, entre ellos los situados en la Plaza de Wenceslao y en la Plaza de la Ciudad Vieja.

Pasear por el Puente de Carlos mientras escuchas el ritmo procedente de los músicos callejeros. Admirar las estatuas que hay a cada lado y al llegar a la de San Juan Nepomuceno frotar con fuerza, porque si lo haces algún día regresarás a Praga.

Estar a la hora en punto enfrente del Reloj Astronómico para ver, en las ventanas situadas encima del reloj, pasar a los 12 apóstoles, además de oír como toca una campana e invierte el reloj de arena la Muerte con su guadaña.

Probar el vino caliente, si hace frío ¡qué mejor forma de entrar en calor! Degustar uno de los perritos calientes que encontrarás en numerosos puestos callejeros y como no, saborear una cerveza checa en cualquiera de sus numerosos pubs.

Comprar entradas para el Teatro Negro, con sus trucos de iluminación ¡espectacular!

El cambio de guardia que tiene lugar al mediodía en el Castillo de Praga, situado sobre una colina en el barrio de Mala Strana (ciudad pequeña). Si nos adentramos en este complejo podemos encontrar la Catedral de San Vito (donde se encuentra la tumba de San Juan Nepomuceno), el convento de San Jorge, la basílica de San Jorge, el Palacio Real y el Callejón del Oro, con sus casas (pequeñas) de colores convertidas en tiendas de souvenir.

Caminar por La Ciudad Vieja (Stare Mesto) con sus callejuelas medievales, su centro histórico con la iglesia de Nuestra Señora de Tyne, la Torre de la Pólvora, el Ayuntamiento o la famosa calle Celetna, y callejear por La Ciudad Nueva (Nove Mesto), donde podemos encontrar el Teatro Nacional, el Museo Nacional situado en la Plaza de Wenceslao, el Palacio de la Ópera…

Visitar el Barrio judío, donde vivió el famoso escritor checo Franz Kafka. Aquí podremos encontrar, además de numerosas sinagogas (incluida la más antigua de Europa), el cementerio judío, con un paisaje de lapidas apiñadas unas contra otras.

A orillas del río encontramos un peculiar edificio “la casa danzante“, o como es conocida por los checos “Ginger y Fred” porque se asemeja a una pareja de bailarines. Fue construido por el arquitecto Frank Gehry y se ha convertido en un símbolo de la Praga moderna.

Y si quieres llevarte un souvenir…que mejor recuerdo que el típico cristal de Bohemia o una de sus famosas marionetas.

Puedes hacer todo esto..o simplemente pasear por ella ¡¡¡¡todo un placer!!!!

 

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