Turismo de altura: sólo para los valientes
La búsqueda por admirar nuevos paisajes se torna una obsesión para aquellos que exploran el mundo y las diversas culturas que se entremezclan en él. Más allá de los ríos, mares, lagos, bosques y montañas existen otras inmensidades artificiales que seducen a propios y extraños: los rascacielos.
Se trata de maravillas arquitectónicas que desde hace un tiempo son el foco de atención de un turismo cada vez más asiduo por admirar las vistas elevadas a más de 500 metros de altura.
Con 828.8 metros, el Burj Khalifa, de Dubái, Emiratos Árabes Unidos, es el rascacielos más alto del que se tiene registro. Se construyó en 2010 y representa un icono de la lujosa vida en medio oriente. Epicentro del Centro Dubai, posee la singularidad de tener una estructura curvada para evitar las pequeñas oscilaciones generadas por el viento.
Por detrás de Dubai, China expone otra inmensidad artificial: la torre de Shanghái con sus 632 metros. El gigante de Shanghái se extiende por 128 pisos, cuenta con 106 ascensores que ascienden a 18 metros por segundo siendo los más rápidos del mundo. El trayecto por la torre cilíndrica desde el sótano hasta la cúspide dura 30 segundos.
A 601 metros de altura, Arabia Saudita expone su Goliat de cemento llamado Abraj al Bait. Ubicado en el centro de la Meca, presenta siete torres colocadas sobre podios en cuyos límites se observa el reloj Makkah Royal.
Actualmente es un complejo hotelero y residencial para los fieles que se acercan a peregrinar a la ciudad sagrada.
Por último y también en China, el Ping An Finance Center con 115 plantas y 599 metros de altura, se convirtió en el cuarto rascacielos más alto del mundo. Emplazado en Shenzhen, provincia de Guangdong, cuenta con centro comercial, anfiteatro para conferencias, tiendas y restaurantes.
De esta manera, desde China a Emiratos Árabes el turismo amante de las grandes metrópolis podrá diseñar cada uno de los detalles gracias a la
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