Salvaje arrecife de coral… salvaje
Australia cuenta con la maravillosa Barrera de Coral en su costa Este. Una impresionante línea de más de 2500 km, que la han formado durante millones de años unos animales sésiles, que atrapan las partículas de arena, llegando a provocar por acumulación la aparición de islas paradisíacas.
Por fin estaba a punto de conocer este monumento natural, considerado una de las maravillas del mundo. Y llegó el día en el que pude acercarme a Cairns y enrolarme en uno de estos viajes programados en los que te dan todo hecho. Mi barco salía hacia Green Island, que es uno de esos atolones redonditos llenos de palmeras y rodeado de agua azul turquesa con los que todos hemos soñado alguna vez.
Ya en el malecón que daba acceso a la isla, una tropa de japoneses bien armados con sus cámaras digitales extraplanas (con flash, of course) me adelantan y rápidamente ocupan sus posiciones en la pequeña playa por la que nos podíamos mover. No tuve tiempo ni de respirar. Se trataba de llegar antes que nadie… como en mi ciudad. Yo me enteré tarde de las reglas del juego. Superado este primer pequeño trauma, me hago hueco entre la multitud que buceaba con sus aletas de colores, sus snorkels, y sus mallas azules para protegerse de estos animales tan salvajes. Por fin encuentro un hueco, y sin esperas empiezo a soñar. Montones de peces de colores brillantes y metálicos, corales de colores y diferentes formas, bivalvos gigantes, rayas, y hasta serpientes marinas. Todo allí junto, al alcance de la mano. Una explosión de vida y de color que termina prematuramente cuando un fuerte golpe en mi cabeza, me sacude de arriba abajo. Una individua oronda, de unos 70 años viene nadando de espaldas por el mar. En una de sus paladas me atiza y lo arregla con un “sorry”. ¿Sorry? Si el coral está abajo… ¡¡por favor!! ¿¿Qué está haciendo aquí este ser??
Ahí se terminó el sueño, y desmoralizado y de vuelta a la playa, se me clavan como puñaladas cada uno de los pasos que estos bárbaros van dando sobre el coral, matándolo cada día un poquito más.
¿¿Hay derecho de matar en pocos años, a este inmenso ser vivo que lleva creciendo aquí millones de años, por llevarse a casa una foto o por haber pagado un puñado de dólares??
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